La monarquía hispánica bajo los Austrias: aspectos políticos, económicos y culturales

Documento de Ageh Rafaelmontes.net sobre la monarquía hispánica bajo los Austrias, aspectos políticos, económicos y culturales. El Pdf explora los reinados de Carlos I y Felipe II, el declive del siglo XVII y las transformaciones sociales y económicas, ideal para oposiciones de Historia.

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Tema33. La monarquía hispánica bajo los Austrias, aspectos políticos, económicos y culturales.
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INTRODUCCIÓN
La monarquía hispánica de carácter autoritario fue formulada por los Reyes Católicos y perfeccionada
por los Austrias. El siglo XVI estuvo marcado por los reinados de Carlos I y Felipe II. Fue un siglo de
hegemonía política en el orbe mundial, durante el cual se sembró el germen de la decadencia que definió
la mayor parte del siglo XVII, con los reinados de Felipe III, Felipe IV y Carlos II. A la muerte de este último,
sin descendencia, se desencadenó una guerra de sucesión que dio lugar a un cambio de dinastía: concluyó
la dinastía de los Austrias y comenzó la de los Borbones. La importancia de este tema reside en que
veremos cómo la monarquía hispánica situó a España en el primer plano de la política mundial,
convirtiéndola en la mayor potencia en los primeros momentos de la Edad Moderna con la aparición del
Estado moderno, tras la crisis del feudalismo, cuya trascendencia ha alcanzado la totalidad de la historia
nacional. A lo largo del tema analizaremos los diferentes momentos que marcaron el gobierno de la casa
de Austria en España y el esplendor socioeconómico del Imperio hispánico del siglo XVI, durante el
Renacimiento, frente a la profunda crisis que asoló nuestro territorio durante el siglo XVII; siglo que, por
el contrario, conoció un momento de especial brillantez en la literatura y las artes, lo que le valió el
apelativo de Siglo de Oro español.
El desarrollo de este tema seguirá el siguiente esquema:
1. Instituciones y formas de gobierno. Autoritarismo, sistema polisinodial. Gobierno de validos
2. El siglo XVI: los Austrias mayores y el cénit del Imperio
2.1. El Imperio de Carlos I [reinado 1516-1556]
2.2. La monarquía universal de Felipe II [reinado 1556-1598]
3. El siglo XVII: los Austrias menores. Defensa y declive del Imperio
3.1. La Pax Hispanica de Felipe III [reinado 1598-1621]
3.2. La crisis militar e interna de Felipe IV [reinado 1621-1665]
3.3. La liquidación del Imperio de Carlos II [reinado 1665-1700]
4. Evolución y transformación de la economía y la sociedad durante el reinado de los Austrias
4.1. Evolución demográfica y sociedad
4.2. La economía
5. Aspectos culturales
5.1. El Renacimiento
5.2. El Barroco

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Introducción a la Monarquía Hispánica bajo los Austrias

La monarquía hispánica de carácter autoritario fue formulada por los Reyes Católicos y perfeccionada por los Austrias. El siglo XVI estuvo marcado por los reinados de Carlos I y Felipe II. Fue un siglo de hegemonía política en el orbe mundial, durante el cual se sembró el germen de la decadencia que definió la mayor parte del siglo XVII, con los reinados de Felipe III, Felipe IV y Carlos II. A la muerte de este último, sin descendencia, se desencadenó una guerra de sucesión que dio lugar a un cambio de dinastía: concluyó la dinastía de los Austrias y comenzó la de los Borbones. La importancia de este tema reside en que veremos cómo la monarquía hispánica situó a España en el primer plano de la política mundial, convirtiendola en la mayor potencia en los primeros momentos de la Edad Moderna con la aparición del Estado moderno, tras la crisis del feudalismo, cuya trascendencia ha alcanzado la totalidad de la historia nacional. A lo largo del tema analizaremos los diferentes momentos que marcaron el gobierno de la casa de Austria en España y el esplendor socioeconómico del Imperio hispánico del siglo XVI, durante el Renacimiento, frente a la profunda crisis que asoló nuestro territorio durante el siglo XVII; siglo que, por el contrario, conoció un momento de especial brillantez en la literatura y las artes, lo que le valió el apelativo de Siglo de Oro español.

El desarrollo de este tema seguirá el siguiente esquema:

  1. Instituciones y formas de gobierno. Autoritarismo, sistema polisinodial. Gobierno de validos
  2. El siglo XVI: los Austrias mayores y el cenit del Imperio
    1. El Imperio de Carlos I [reinado 1516-1556]
    2. La monarquía universal de Felipe II [reinado 1556-1598]
  3. El siglo XVII: los Austrias menores. Defensa y declive del Imperio
    1. La Pax Hispanica de Felipe III [reinado 1598-1621]
    2. La crisis militar e interna de Felipe IV [reinado 1621-1665]
    3. La liquidación del Imperio de Carlos II [reinado 1665-1700]
  4. Evolución y transformación de la economía y la sociedad durante el reinado de los Austrias
    1. Evolución demográfica y sociedad
    2. La economía
  5. Aspectos culturales
    1. El Renacimiento
    2. El Barroco

Instituciones y Formas de Gobierno

Autoritarismo, Sistema Polisinodial y Gobierno de Validos

El Estado creado por los Reyes Católicos y perfeccionado por los Habsburgo, se asentaba en el concepto de Imperio como un conglomerado de reinos, cada uno de los cuales mantenía su estructura económica y política, su legislación propia, sus lenguas y costumbres. Este Estado se estructuraba en torno a una serie de instituciones y organismos de gobierno como la monarquía, los consejos, una división territorial en virreinatos, las Cortes, las audiencias y chancillerías, un complejo sistema burocrático, el ejército y la diplomacia.

El Estado moderno que los Reyes Católicos habían establecido en sus territorios tenía como forma de gobierno la monarquía autoritaria; la cual presenta tanto aspectos relacionados con la monarquía limitada, como el consentimiento de las Cortes y el reconocimiento de los fueros, como con la monarquía absoluta, como la concentración de poder y el control de las instituciones. El monarca ostentaba la máxima autoridad, particularmente en los territorios de realengo, aunque existía cierta administración delegada en los señoríos laicos o eclesiásticos.

El debate historiográfico en torno al poder, mas o menos ilimitado del monarca, se manifiesta en las distintas opiniones de diferentes investigaciones. Perry Anderson (1938), en su tendencia marxista, critica la forma en que la concentración de poder en manos de los monarcas de los Austrias condujo a un gobierno autoritario y a menudo opresivo. Joseph Pérez (1955) reconoce que los monarcas de los Austrias ejercieron un gobierno autoritario y centralizado, pero también ha destacado que este sistema tenía sus limitaciones, las distancias geográficas dentro del vasto imperio español, así como la diversidad cultural y lingüística de los territorios, presentaban dificultades para una gobernabilidad completamente centralizada. John Lynch (1927-2018) destaca la centralización del poder en manos del monarca y la creación de una burocracia real que permitió al rey ejercer un control directo sobre los asuntos del reino, también explora la relación entre la Corona y las diversas regiones, así como los conflictos y tensiones entre el gobierno central y las instituciones locales y regionales.

Durante el siglo XVI, el rey gobernaba directamente en sus extensos dominios, tomaba las principales decisiones y se hacía responsable de ellas, pero a lo largo del siglo XVII, los denominados Austrias menores fueron progresivamente delegando los asuntos de Estado en manos de validos o privados. Los validos eran ministros de confianza del rey; hombres de Estado pertenecientes a la alta nobleza que ejercían el poder y asumían las tareas de gobierno. En opinión de John Lynch, el valimiento era un sistema de carácter clientelar mediante el cual se ejercía el reparto de poder entre las principales familias de la nobleza.

El rey estaba asistido por una serie de consejos que le facilitaban la toma de decisiones por medio de la consulta -documento sobre un determinado asunto donde constaban las opiniones de los miembros de dicho consejo, que actuaba colegiadamente -. Así funcionaba el sistema polisinodial de Consejos, institucionalizado por Carlos I, que estuvo vigente en la monarquía de los Austrias hasta la implantación de los Decretos de Nueva Planta, a comienzos del siglo XVIII; si bien es cierto que desde el gobierno de Felipe II fueron perdiendo importancia. En la cima del sistema estaba el Consejo de Estado, que trataba sobre los temas de política exterior más importantes; era el único que dominaban aristocratas, militares y diplomáticos, en lugar de los burócratas instalados en el resto de los consejos. El Consejo de Estado (1526) alcanzó con Carlos I su planta definitiva, y a partir de él se creó un Consejo de Guerra, que se definió bajo el mandato de Felipe II. Los asuntos internos de los diferentes reinos se trataban en los consejos reales de cada reino, a saber: el Consejo de Castilla - antiguo Consejo Real de los Trastámara, en cuyo seno se creó, en 1588, la Cámara de Castilla para proponer al monarca los nombramientos de cargos civiles y eclesiásticos -; el Consejo de Aragón -regulado en 1494 por Fernando el Católico para toda la Corona, esto es, Aragón, condados catalanes, Valencia y Baleares -; el Consejo de Italia -creado en 1555, al quitársele al de Aragón las competencias sobre Sicilia -; el Consejo de Flandes (1588); el Consejo de Portugal (1582); y el Consejo de Indias (1524). El Consejo de Castilla se reafirmó a lo largo del siglo XVII, sobre los demás, al asumir funciones legislativas. Además de los consejos territoriales citados, existían consejos especializados: el Consejo Supremo de Hacienda (1523) -administrador de los ingresos castellanos y previsor de la financiación -; el Consejo de Órdenes Militares (1495); el Consejo de la General y Suprema Inquisición (1488); y el Consejo de Cruzada (1509) -para la gestión del impuesto de cruzada procedente de la Iglesia -.

Los cargos más importantes en los consejos eran sus secretarios, y, de todos ellos, el secretario de Estado, máximo representante del Consejo de Estado. Los secretarios eran los intermediarios entre el monarca y los consejos, procedían de la alta nobleza o de la burguesía adinerada y solían tener títulos universitarios.

Para el territorio de Aragón se implanto, en 1517, el sistema de virreinato como forma de gobierno en los territorios en los cuales el rey no podía estar presente y delegaba su autoridad en la figura de un virrey (Enciso, 2016). Con el establecimiento de la capital y la expansión de los dominios hispanos, se hizo cada vez más necesario que el rey tuviera un representante en cada reino (Flandes, Italia, América, etc.), por lo que el sistema se consolidó bajo el gobierno de los Austrias mayores. El virrey -una persona generalmente emparentada o cercana al rey-, tenía amplios poderes, dando cuenta de su actuación solo ante el monarca. En otras partes importantes, pero de menor entidad, la autoridad real la representaban los capitanes generales (como en Granada) o los gobernadores generales.

Las Cortes siguieron celebrándose por reinos y conservaron su carácter estamental, pero perdieron protagonismo, reducido a la aprobación de impuestos. Debido a que la nobleza y el clero no estaban obligados a pagar tributos, estos grupos dejaron prácticamente de asistir a ellas, de modo que en las Cortes quedaron los representantes de las ciudades. Algunas instituciones se mantuvieron, como el Consejo de Ciento en Barcelona y Valencia, la Generalitat (representación de las Cortes catalanas), la Justicia Mayor de Aragón, la Diputación de Aragón o la Cámara de Contos en Navarra. Los reinos de la Corona de Aragón, Navarra, Álava, Guipúzcoa y el señorío de Vizcaya conservaron sus fueros (leyes y privilegios).

Las instituciones supremas de justicia eran las audiencias y las chancillerías, aunque se encontraban supeditadas al monarca. Se establecieron, en un principio, como órganos de administración de justicia en derecho criminal y civil; su número aumentó con la creación, en 1525, de la Real Audiencia de Sevilla y, en 1526, la de Canarias. Con Carlos I se instalaron en America, donde ampliaron sus funciones a cuestiones políticas y administrativas.

Los cargos mas importantes del aparato burocrático estaban reservados para la alta nobleza o para el clero, aunque Felipe II prefirió a miembros de la pequeña nobleza o la burguesía adinerada con una formación universitaria. Por otro lado, existían infinidad de pequeños cargos, mal pagados, que cayeron en un mercado de venta y corrupción; situación generada por la propia monarquía en el siglo XVII, que, en los momentos de ahogo económico, llegó a crear cargos con el único fin de venderlos. Los cargos públicos podían heredarse y arrendarse, por lo que se formaron corruptas "dinastías" de funcionarios que complicaban las tareas de gobierno.

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