Documento de Isfp Instituto Superior Fp sobre el síndrome infeccioso, sus manifestaciones clínicas y la importancia del diagnóstico precoz. El Pdf analiza la compleja relación entre nutrición e infección, los problemas nutricionales en pacientes graves y el impacto de los nutrientes en la respuesta inmunitaria, con recomendaciones específicas para la tuberculosis en Biología universitaria.
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DietéticaUT11 Síndrome infeccioso
El síndrome infeccioso es un conjunto de manifestaciones clínicas que indican la presencia de una infección en el organismo. Se caracteriza por síntomas como fiebre, escalofríos, sudoración, malestar general, fatiga y, en algunos casos, dolor localizado. Estos sintomas resultan de la respuesta del sistema inmunológico a la presencia de patógenos como bacterias, virus, hongos o parásitos.
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Puede afectar a cualquier parte del cuerpo y puede variar en gravedad desde infecciones leves hasta enfermedades graves que requieren atención médica urgente. La identificación del síndrome infeccioso es fundamental para el diagnóstico y tratamiento adecuado, ya que una intervención temprana puede prevenir complicaciones graves.
En el manejo de un síndrome infeccioso, es esencial determinar el agente causal y la localización de la infección, lo que permite seleccionar el tratamiento antimicrobiano más efectivo. Además, el monitoreo constante de los signos vitales y la respuesta al tratamiento son claves para evaluar la evolución del paciente y ajustar el manejo terapéutico según sea necesario.
Aunque las observaciones epidemiológicas han confirmado que la infección y la malnutrición se agravan mutuamente, este hecho no siempre se produce con la misma intensidad. En algunas infecciones, como la neumonía, la TBC, el sarampión o la diarrea bacteriana o vírica, la presencia o no de malnutrición va a ser determinante para el curso clínico y el pronóstico, mientras que en otras, como el tétanos o la encefalitis vírica, el estado nutritivo ejerce una mínima influencia. En una zona intermedia, en enfermedades como la gripe o el SIDA, la nutrición ejerce sólo una moderada influencia.
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Pueden dividirse en dos tipos: inmunológicos y no inmunológicos:
La presencia de microorganismos en el huésped desencadena la defensa con los mecanismos antes reseñados. Sin embargo, cuando su sistema inmunológico se ve incapaz de neutralizar a dichos gérmenes, estos desencadenaran una serie de fenómenos con un perfil metabólico bastante definido.
Estímulos celulares: Las células implicadas son, por orden de importancia:
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Estímulos humorales: La sepsis desencadena, al menos, 4 cascadas humorales:
Durante las infecciones generalizadas, las citocinas inician una reacción en fase aguda que es muy estereotipada, e incluye los siguientes síntomas:
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A la situación de hipermetabolismo, que evoluciona hacia un fracaso metabólico y hacia un estado de inmunocompetencia alterado, hay que añadir un tracto digestivo total o parcialmente incompetente, así como la alta posibilidad de trastornos de la conducta que, por un lado, pueden afectar a la ingesta, y por otro lado, pueden ser consecuencia de una encefalopatía por disbalance de aminoácidos. Con respecto a la disfunción gastrointestinal que se produce en el shock séptico que puede verse mantenido por uno o varios de los siguientes mecanismos:
La carencia de nutrientes, de forma única o combinada, puede afectar a las defensas del huésped de forma negativa, a partir de diferentes mecanismos. Los lípidos y las vitaminas antioxidantes (vitaminas C y E) afectan la estructura de las membranas celulares de linfocitos y macrófagos, que están mayoritariamente formadas por fosfolípidos. El metabolismo lipídico en la infección se caracteriza por un incremento de la oxidación y de la movilización de las grasas.
Los TG plasmáticos están aumentados y su aclaramiento se ve disminuido. En las infecciones graves, suelen haber valores plasmáticos disminuidos de ácido linoleico y de araquidónico, así como incrementos de ácido oleico. Los ácidos grasos constituyen el sustrato energético de elección en los pacientes sépticos, teniendo en cuenta la calidad de los lípidos que se van a administrar. La producción de anticuerpos puede verse alterada por el grado de disponibilidad de determinadas proteínas o aminoácidos.
La actividad de los micronutrientes en la sepsis se dirige hacia dos objetivos fundamentales:
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En la sepsis, se produce una disminución de los niveles plasmáticos de Zn y de Fe, por captación hepática. El Fe es empleado, también, por algunas bacterias para su crecimiento. El Zn, por medio de su participación en algunas enzimas, puede influir en la replicación del ADN, y por tanto, su déficit puede suprimir la proliferación celular. Aun cuando los niveles de Cu se elevan como consecuencia del incremento de la síntesis hepática de ceruloplasmina, en la sepsis es aconsejable su aporte.
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Está asociada a la presencia de pobreza, hacinamiento, alcoholismo, estrés, adicción a drogas (ADVP) y a malnutrición. El riesgo de complicaciones se ve influido por el estado nutricional, pero a su vez, dicho estado se ve afectado de forma adversa tras la infección. La malnutrición puede ser tanto una causa como una consecuencia de la enfermedad.
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Recomendaciones nutritivas para la TBC:
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