Pdf de Mejoredu sobre Educación en Movimiento #18. El Material es un boletín mensual de junio de 2023 que explora la relación entre comunidad y educación cívica, presentando reflexiones sobre la reforma educativa mexicana (NEM) y la importancia del vínculo escuela-comunidad para la educación de personas adultas.
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Boletín mensual de la Comisión Nacional para la Mejora Continua de la Educación · Ciudad de México · Año 2, núm. 18 / junio de 2023 Fotografía: @Mejoredu / Juan Carlos Angulo.
Con la reforma educativa introducida en 2019 y conocida como Nueva Escuela Mexicana (NEM), además de la integración de la Comisión Nacional para la Mejora Continua de la Educación (Mejoredu), se ha incrementado la relevancia de la co- munidad (SEP, 2019) dentro del objetivo de proporcionar una formación integral a niñas, niños, adolescentes y jóvenes (NNAJ) con equidad y excelencia.
NOS GOBIERNO DE MÉXICO MEJOREDU COMISIÓN NACIONAL PARA LA MEJORA CONTINUA DE LA EDUCACION fy gob.mx/mejoredu2
Una de las características de la NEM es su estructura abierta, la cual permite conocer y reconocer a las poblaciones históricamente excluidas y discriminadas por razones sociales, culturales, económicas y étnicas. La apuesta es clara: hacer comunidad desde la escuela, un espacio abierto para la construcción de una nueva sociedad con sen- tido de pertenencia e interdependencia.
Ello demanda de un trabajo conjunto bajo un enfoque de intercul- turalidad, a fin de reconocer la diversidad de comunidades y contextos donde interactúan las escuelas. Al efecto, resulta necesario incorpo- rar conocimientos, saberes y experiencias de sus habitantes, es decir, concretar la vinculación comunidad escuela, con objeto de enriquecer la labor docente y lograr la formación integral de NNAJ.
Hacer comunidad requiere la participación de docentes, estudian- tes, familias, organizaciones sociales, autoridades educativas y políti- cas, y de la sociedad en general, para la construcción de la NEM que queremos, en el entendido de que la educación es un bien público y común que nos debe importar, independientemente de que nuestros hijos o familiares asistan a la escuela o hayan concluido su formación académica.
Tradicionalmente, se ha dejado a la escuela la tarea de formar a la ciudadanía; sin embargo, de cara a los nuevos retos que tienen México y la humanidad, es necesaria la participación de todas y todos en la búsqueda del bienestar social. La educación es el camino para la transformación de la sociedad y, por ende, todas y todos estamos convocados a la tarea de formar ciudadanos con conocimientos, valo- res, actitudes y saberes necesarios para propiciar su bienestar personal y el desarrollo de la sociedad de la que son parte.
Yo, tú, nosotros ... ¡ hagamos comunidad! como un compromiso co- lectivo para lograr la transformación progresiva de las comunidades y entornos escolares. Incorporemos la diversidad cultural de México a las escuelas; recuperemos y reconozcamos los aportes de la medicina tradicional, los mecanismos de elección de autoridades, la gastronomía, las fiestas, la indumentaria y las lenguas ... con la idea de favorecer el acceso al mismo trato, a las mismas oportunidades, a una educación con justicia social.
En este número de Educación en Movimiento, Mejoredu propone a sus lectoras y lectores la oportunidad de seguir reflexionando sobre la importancia de hacer comunidad y reconocer la existencia y la coexistencia del ser humano. ¡ Hagamos comunidad! para conocer las opiniones, sugerencias, experiencias y conocimientos de los colabora- dores de esta edición. - Filiberto Mateo, Consejero ciudadano de Mejoredu
Hacer comunidad requiere la participación de docentes, estudiantes, familias, organizaciones sociales, autoridades educativas y políticas, y de la sociedad en general.
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HUEYAPAN NO ALTEPEIL POKTLE TEPOSTOTOTE POPOCATÉPETL Topan Kaltla 0 N Chichiton PİPIOTSIn Xochit Fotografía: @Mejoredu/ Juan Carlos Angulo.
MARÍA DEL CORAL MORALES ESPINOSA Subsecretaria de Educación Básica en Puebla en el periodo 2021-2022
En este texto se presentan algunas reflexiones a partir de interrogantes en torno a la vinculación de la escuela con la comunidad: ¿cuál es la situación actual de esta relación?, ¿por qué importa mantenerla?, ¿cómo se pueden articular las experiencias educativas entre la escuela y la comunidad?
Cada una de las escuelas del país se encuentra ubicada en un espacio territorial determinado, y en ese sentido, las escuelas se configuran por su entorno escolar más próximo. De acuerdo con los preceptos de la Nueva Escuela Mexicana (NEM) y el Plan de Estudio para la educación preescolar, primaria y secundaria (PE 2022), la comunidad, "entendida desde el medio rural en la forma de municipio o pueblo, o bien, en zonas
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urbanas en la forma de barrio o colonia", es el entorno más próximo a la escuela. Sin embargo, el concepto de comunidad trasciende la noción meramente territorial del entorno escolar, pues cuando nos referimos a la comunidad tenemos en mente los grupos humanos que comparten un sentido de pertenencia al lugar que habitan, poseen una historia común y reconocen las normas, los símbolos y los códigos que constitu- yen un patrimonio cultural compartido.
A pesar de que las escuelas son instituciones sociales de suma impor- tancia y gran interés para la sociedad en su conjunto, a menudo pare- cen estar ajenas a las comunidades que impulsaron su surgimiento. Las escuelas son evidencia del trabajo cooperativo y solidario de los habitantes de sus comunidades; disponer de un edificio escolar y de servicios indispensables para su funcionamiento implica la organiza- ción y el consenso de los habitantes para consolidar tanto el servicio educativo como el derecho a la educación. Destinar una porción del te- rritorio para construir una escuela supone una serie de gestiones que movilizan a la comunidad para un fin común; gestionar recursos para la compra de un terreno o destinarlos para acondicionar un modesto es- pacio en el cual se inicien las clases son algunas de las muchas acciones que impulsa la comunidad.
La participación de los integrantes de la comunidad en la vida escolar es menos activa en la medida en que las escuelas cuentan con los ser- vicios necesarios, la planta docente y la infraestructura indispensable. Paradójicamente, la vigorosa participación comunitaria para gestar una escuela se adapta y transforma en una rutina escolar donde las relacio- nes y la vinculación con los integrantes de la comunidad se limitan a las tareas de asistencia.
Ya sea por seguridad y protección de los bienes materiales de la es- cuela o para evitar las distracciones propias de las actividades comuni- tarias, a menudo se levantan bardas a lo largo del perímetro escolar. Los asuntos educativos se resguardan al interior convirtiéndose en asun- tos privados, lo que a la postre debilita las relaciones entre la escuela y la comunidad. Si bien no todas las escuelas se encuentran aisladas espacialmente del resto del territorio, la vinculación con la comunidad se dificulta, exista o no la barrera física. En una escuela amurallada se pierde la perspectiva de la comunidad; la escuela tiende a mirarse hacia adentro y deja de tener resonancia con la comunidad que le dio origen.
La poca o nula relación entre la escuela y la comunidad no permite descubrir la diversidad, ni la riqueza de la vida comunitaria; invisibi- liza la desigualdad entre las familias, así como los diferentes tipos de violencia a los que pueden estar expuestos los integrantes de la co- munidad escolar. La relación con la comunidad -acotada a reuniones
La poca o nula relación entre la escuela y la comunidad invisibiliza la desigualdad entre las familias, así como los diferentes tipos de violencia a los que están expuestos los integrantes de la comunidad escolar.
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periódicas con tutores para informar sobre el éxito o el fracaso esco- lar de los estudiantes- impide establecer alianzas para combatir pro- blemas como el consumo de drogas, abusos, acoso o explotación, que podrían ser causa del bajo aprovechamiento o la desafiliación escolar.
¿Es posible revertir el aislamiento entre la escuela y la comunidad? Abrir las puertas de la escuela para hacer comunidad es una posibili- dad real establecida en el PE 2022.
El Plan de Estudio para la educación preescolar, primaria y secundaria 2022 establece que las y los actores educativos tendrán que resignificar los valores, las creencias o las ideologías que durante años conformaron los cánones establecidos por los organismos internacionales y los go- biernos tecnocráticos en turno.
El PE 2022 tuvo como antecedente el Marco Curricular y Plan de Estudios para la Educación Básica Mexicana, documento discutido en los foros educativos convocados por la Secretaría de Educación Pública (SEP). La audaz narrativa en ambos documentos provocó diferentes opi- niones y preocupaciones en las y los maestros, los grupos interesados en el rumbo de la educación y la sociedad en general; "algunos encon- traban eco y representación en la propuesta, otros distancia y sorpresa ante sus premisas" (Inclán, 2023: 74). En este tenor, uno de los cuatro elementos que articulan la propuesta curricular y que establece que "La comunidad [es] el núcleo integrador de los procesos de enseñanza y aprendizaje [ ... ]" (SEP, 2022: 4) ha desatado duras críticas. Si bien, como se precisó al inicio de este texto, la relación de la escuela con la comu- nidad no es nueva, resulta disruptivo el cambio en la naturaleza de esa relación. No es lo mismo el patrocinio de la comunidad para solventar las carencias materiales y gestionar las demandas para su funcionamiento adecuado, que "colocar a la comunidad como núcleo de vinculación de los procesos educativos, [que] significa establecer relaciones de inter- dependencia e influencia recíproca" (SEP, 2022: 72).
Este planteamiento teórico despierta incertidumbre y preocupación en el magisterio; desconfianza y presunción de atraso en la educación en varias organizaciones de la sociedad civil; una parte de la población aso- cia este planteamiento con las escuelas y maestros disidentes, estereo- tipados como los que hacen política en las escuelas en lugar de educar. Sin embargo, existen no pocas escuelas en contextos urbanos y rurales que han fortalecido sus procesos educativos a partir de una articulación es- trecha con la comunidad en la que se encuentran. Es decir, los maestros han retomado en la escuela los saberes y las prácticas que conforman el inventario sociocultural de las y los niños, sus familias y comunidades. Los docentes han construido propuestas pedagógicas e impulsado estrate- gias didácticas para que sus estudiantes resignifiquen los aprendizajes en el marco de sus condiciones personales, sociales y culturales.
La vinculación con la comunidad no es un fin en sí misma, sino un punto de partida común y local para acceder a la diversidad nacional.
Fotografía:@Mejoredu/ Juan Carlos Angulo.
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