Documento de la Universidad sobre la historia de España del siglo XIX, cubriendo el reinado de Isabel II, las guerras carlistas y las reformas políticas y económicas. El Pdf analiza la evolución de la población y las ciudades, la sociedad estamental a la de clases, las desamortizaciones y la industrialización, siendo un material didáctico útil para la asignatura de Historia.
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Tema 5, 6 y 7
5.1. Isabel II: las Regencias. Las guerras carlistas. Los grupos políticos, el
Estatuto Real de 1834 y la Constitución de 1837.
La muerte de Fernando VII (1833) marcó el inicio de la revolución liberal en España, eliminando el Antiguo
Régimen, el régimen señorial y la sociedad estamental, para establecer un Estado liberal.
1. La oposición al sistema liberal: la I guerra carlista (1833-1840). La cuestión foral.
El testamento de Fernando VII, que dejaba el trono a su hija Isabel, provocó en 1833 el levantamiento de los
carlistas que pretendían el reconocimiento de Don Carlos Mª Isidro como rey de España. Este reclamó su trono
a través del Manifiesto de Abrantes.
Bandos: Los carlistas (tradicionalistas apostólicos) deseaban la vuelta de la monarquía absoluta y el Antiguo
Régimen. Tenían como lema "Altar y trono" y "Viva la Inquisición". El bando carlista recibe el apoyo de
propietarios y notables rurales, gran parte del bajo clero (no la jerarquía, fiel en general a Isabel siguiendo al
Vaticano). También recibieron el apoyo de Navarra y País Vasco (por la cuestión foral), Cataluña, Aragón y
Valencia
Los cristinos o isabelinos representan las fuerzas que defendían el liberalismo y que se veían favorecidas por la
introducción de las prácticas capitalistas: la mayor parte de la nobleza y la burguesía y las clases populares
urbanas.
Desarrollo de la guerra: Los carlistas no van a conseguir nunca ocupar por mucho tiempo las grandes
ciudades del país. Dominaron siempre zonas rurales y utilizaron la táctica guerrillera. Aunque el general
Zumalacárregui intentó organizar un ejército, su muerte en el sitio de Bilbao en 1835, inició una etapa en la que
los carlistas fueron progresivamente vencidos por el ejército liberal bajo el mando del general Espartero.
El último periodo del conflicto (1837-1839) se caracterizó por el traslado de la zona más conflictiva al
Maestrazgo, controlado por el general carlista Ramón Cabrera, y por la división ideológica dentro del carlismo.
Por una parte se encontraban los partidarios de llegar a un acuerdo con los liberales (los llamados
"transaccionistas") y los "intransigentes" (formados por la dirección política más próxima a Don Carlos), que
consideraban este pacto una traición a los ideales carlistas. Con la Expedición Real de 1837, Carlos quería
tomar Madrid, pero el general liberal Espartero lo impidió. La división facilitó que el jefe de los transaccionistas,
el general Maroto, acordase por su cuenta la firma del Convenio de Vergara ( 1839) con el general Espartero,
que reconocía la victoria liberal a cambio del mantenimiento de los cargos en el ejército de los carlistas y de la
promesa de Espartero de pedir a la reina el mantenimiento de los fueros vascos y navarros. El convenio puso fin
a la guerra en el País Vasco, mientras continuó en el Maestrazgo hasta 1840, cuando Cabrera fue derrotado.
2. La regencia de Mª Cristina. 1833-1840.
Comenzó con un gobierno presidido por Cea Bermúdez, que aspiraba al restablecimiento del viejo sistema del
Despotismo Ilustrado. Poco después la regente nombró presidente a Martínez de la Rosa, que promulgó el
Estatuto Real de 1834, una carta que establecía: Cortes bicamerales: la alta o Estamento de Próceres
(designación real), y la baja o Estamento de procuradores (sufragio restringido). Los poderes legislativo y
ejecutivo recaían en el Rey. No hacía referencia a la soberanía nacional ni a los derechos individuales. Para los
liberales más radicales el Estatuto Real era demasiado moderado.
Poco a poco van surgiendo nuevos grupos políticos como El Partido Moderado liderado por Narváez, que
defiende la soberanía nacional compartida entre las Cortes y el rey, sufragio censitario, limitación de derechos y
proteccionismo. El Partido Progresista de Espartero defiende la soberanía nacional, el rey solo tiene el poder
ejecutivo, un sufragio censitario, derechos más ampliados y el librecambismo. Posteriormente surgirán el Partido
Demócrata, defensor del republicanismo y el sufragio universal masculino, y la Unión Liberal de O'Donnell, que
aboga por el orden social.
Ante el carácter moderado del régimen de Martínez de la Rosa y de sus sucesores , los progresistas recurrieron
el verano de 1835 a numerosos levantamientos urbanos. Como resultado de esta presión y ante el temor del
avance carlista, María Cristina nombró jefe del gobierno a un progresista, Juan Alvarez Mendizábal, que inició un
programa de reformas que va a resultar decisivo. Este incluía la desamortización de Mendizábal (1836), es decir,
la expropiación por parte del Estado de las propiedades de la Iglesia y de los bienes comunales y su posterior
subasta, tenía los siguientes objetivos: mejorar la Hacienda, obtener créditos y ganar la guerra, castigar a la
Iglesia por su apoyo al carlismo, crear un grupo de pequeños propietarios y mejorar la explotación de las tierras
expropiadas. Tuvo éxito relativo en la obtención de créditos y suministros, pero su gran fracaso fue el no
conseguir crear una masa de pequeños propietarios campesinos que acabara, a la larga, con el desigual reparto
de la propiedad. La causa se debió a que no favorecieron la compra de tierras a los campesinos,
fundamentalmente por no concederse facilidades en los pagos y por utilizar títulos de deuda.2
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En mayo de 1836, la desamortización queda en suspenso, ya que Mª Cristina cree que es muy radical y
destituye a Mendizábal. La sustitución de Mendizábal por Francisco Javier Istúriz provocó la protesta de los
progresistas. Estos promovieron en agosto de ese año la «sargentada» de La Granja , que obligó a la regente a
jurar la Constitución de 1812 mientras elaboraban una nueva. Tras este episodio un Gobierno progresista
convocó elecciones a Cortes y elaboraron la Constitución de 1837, caracterizada por: la soberanía nacional y la
limitación de los poderes del monarca, amplia declaración de derechos, como los de impresión y publicación.
Las Cortes, que poseían el poder legislativo compartido con el rey, fueron bicamerales, constituidas por el
Congreso de los Diputados, elegido por sufragio censitario, y por el Senado, nombrado por la reina entre los
grandes contribuyentes. La confesionalidad católica del Estado.
Aprobada la Constitución, se alternaron diferentes Gobiernos moderados. En 1840, el general Espartero, jefe de
los progresistas, se enfrentó abiertamente con la regente, quien para resolver la crisis lo nombró presidente del
Gobierno. Sin embargo, Espartero reclamó compartir la regencia. María Cristina se negó y fue obligada a
renunciar a sus funciones en octubre de 1840.
3. La regencia de Espartero (1840-43)
El general Espartero asumió la regencia en 1841 e impuso un sentido autoritario a su gestión, lo que provocó la
ruptura con su partido, el progresista. La aplicación de una política librecambista (base del capitalismo),
ocasionó una protesta generalizada en Barcelona, ya que acababa con su monopolio textil. Espartero respondió
bombardeando la ciudad. Estos hechos hicieron que el regente perdiese su prestigio y el apoyo de buena parte
de la población, incluida la mayoría de los progresistas. Se iniciaron conspiraciones protagonizadas por sectores
del ejército contrarios a Espartero y encabezadas por los generales Narváez y O'Donnell. Espartero dimitió.
Para no tener que nombrar un tercer regente, se decidió adelantar la mayoría de edad de Isabel II y proclamarla
reina con tan solo trece años. Daba comienzo su reinado efectivo.
5.2. Isabel II: el reinado efectivo. Los grupos políticos y las constituciones.
1ª Etapa. La década moderada (1844-54)
En noviembre de 1843 la reina Isabel II fue proclamada mayor de edad tras la expulsión de Espartero. Meses
más tarde, el general Ramón María Narváez, jefe del Partido Moderado, fue designado presidente del Gobierno
e inició el llamado «Gobierno de los capaces», que se propuso consolidar el Estado liberal de acuerdo a los
intereses de la oligarquía terrateniente dentro de los principios del liberalismo doctrinario más conservador.
Los moderados promulgaron una nueva constitución de carácter moderado, la Constitución de 1845. Se
introdujeron significativas restricciones con respecto a la de 1837 al no explicitar derechos como la libertad de
imprenta. Isabel II se reservó el poder ejecutivo con capacidad para nombrar o destituir ministros. Se le
reconoció iniciativa legislativa y potestad para disolver las Cortes. El Congreso de los Diputados, era elegido
mediante sufragio censitario. Se reconoció el catolicismo como religión oficial del reino.
En 1846 dio comienzo la II guerra carlista. El motivo inicial fue la negativa del Gobierno a que la reina Isabel
se casara con el pretendiente carlista al trono, llamado por sus seguidores Carlos VI. Finalmente, se acordó un
matrimonio endogámico entre Isabel II y su primo-hermano Francisco de Asís, duque de Cádiz.
Durante este gobierno se intentó convertir a la Administración central en la base del Estado (centralización
política), a través de las siguientes instituciones:
Otros hechos importantes llevados a cabo en este periodo fueron: