Unidad 3: La filosofía de Platón y las influencias en su pensamiento

Documento de Universidad sobre Unidad 3: La Filosofía de Platón. El Pdf, de Filosofía, explora las influencias filosóficas en Platón, la importancia del concepto y la moral, la teoría de las ideas y las "enfermedades del Estado", desde la timocracia hasta la tiranía.

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UNIDAD 3: LA FILOSOFÍA DE PLATÓN
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1. Influencias filosóficas en el pensamiento de Platón
La gran figura intelectual durante la época de juventud de Platón había sido Sócrates. Este solía pasear por
la ciudad rodeado de jóvenes con los que hablaba y discutía sobre temas fundamentalmente éticos. En estas
discusiones empleaba la misma habilidad que los sofistas en el arte de dialogar, pero para intentar demostrar las
definiciones que proponía como verdaderas, cosa que lo separaba sustancialmente de aquellos. La
retórica se había convertido en el arte del engaño y la simulación. Ante esta confusión lingüística, Sócrates
reclamaba la búsqueda de las definiciones generales para devolver el auténtico sentido a las palabras. Su
repetida pregunta básica era “¿qué es…?” (¿qué es la virtud?, ¿qué es la valentía?, ¿qué es la justicia?, etc.)
Platón intentará plasmar las ideas de su maestro, con mayor fidelidad al principio, y luego transformándolas
de manera s acorde con su propio pensamiento. Podemos sintetizar en dos puntos el legado fundamental de
Sócrates:
La importancia dada al concepto. El deseo de Sócrates de aplicar al campo de la moral el mismo método que
usaban los geómetras le llevó a concebir el logos, lo que hoy podríamos llamar el concepto. En efecto, así
como el geómetra intentaba reducir las múltiples formas sensibles a unas pocas figuras - triángulo, círculo,
etc.- que definían tales formas, Sócrates pretendía hacer lo mismo con la moral y obtener de esta manera
una definición de las virtudes y de las conductas. Esta definición vendría dada por el concepto de cada una de
ellas. El interés por los conceptos llevaría a Platón a crear un neologismo: la idea. ngase en cuenta que, en sus
inicios, la filosofía no contaba con una terminología técnica propia para expresar sus conclusiones y que tenía
que recurrir a dar significados nuevos a palabras ya existentes o a crear nuevas palabras que reflejaran lo que se
quería expresar. Eso ocurrió con el término “idea”, en el que se encuentra no solo el conjunto de caracteres
que definen una cosa, sino también la afirmación de la existencia real de esa cosa. En este sentido, Platón fue el
gran iniciador de la terminología filosófica.
La importancia que Sócrates daba a la moral y que este asumió en toda su obra. La moral era importante para
el individuo y para la sociedad porque la aspiración fundamental era el bien y Sócrates defena que era
posible aprender a actuar bien y, por tanto, también se podía enseñar a ser buenos.
Otros autores antiguos prestaron también su influencia a Platón. Así, los pitagóricos le comunicaron su
interés por las matemáticas. La refutación del movimiento tal como lo entendía Heráclito le impulsó a crear
la teoría de las ideas. La manera de entender la realidad de Parménides le llevó a asumir de él dos elementos
que sen cruciales en el pensamiento de Platón.
La identificación que hizo Parménides entre el pensar y el ser condujo a Platón a admitir la
importancia fundamental que la razón, como instrumento idóneo, tenía para la filosofía y para la
comprensión de la realidad.
La división platónica del mundo en dos, uno sensible y otro inteligible, está tomada también
de Parménides. En esta división venían incluidas la desconfianza hacia los sentidos como medios
para captar la verdadera realidad y la valoración del pensamiento, de la razón, como el s eficaz y
seguro para tal fin.

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UNIDAD 3 : LA FILOSOFÍA DE PLATÓN

Influencias filosóficas en el pensamiento de Platón

La gran figura intelectual durante la época de juventud de Platón había sido Sócrates. Este solía pasear por la ciudad rodeado de jóvenes con los que hablaba y discutía sobre temas fundamentalmente éticos. En estas discusiones empleaba la misma habilidad que los sofistas en el arte de dialogar, pero para intentar demostrar las definiciones que proponía como verdaderas, cosa que lo separaba sustancialmente de aquellos. La retórica se había convertido en el arte del engaño y la simulación. Ante esta confusión lingüística, Sócrates reclamaba la búsqueda de las definiciones generales para devolver el auténtico sentido a las palabras. Su repetida pregunta básica era "¿qué es ...? " (¿qué es la virtud?, ¿qué es la valentía?, ¿qué es la justicia?, etc.) Platón intentará plasmar las ideas de su maestro, con mayor fidelidad al principio, y luego transformándolas de manera más acorde con su propio pensamiento. Podemos sintetizar en dos puntos el legado fundamental de Sócrates:

  • La importancia dada al concepto. El deseo de Sócrates de aplicar al campo de la moral el mismo método que usaban los geómetras le llevó a concebir el logos, lo que hoy podríamos llamar el concepto. En efecto, así como el geómetra intentaba reducir las múltiples formas sensibles a unas pocas figuras - triángulo, círculo, etc .- que definían tales formas, Sócrates pretendía hacer lo mismo con la moral y obtener de esta manera una definición de las virtudes y de las conductas. Esta definición vendría dada por el concepto de cada una de ellas. El interés por los conceptos llevaría a Platón a crear un neologismo: la idea. Téngase en cuenta que, en sus inicios, la filosofía no contaba con una terminología técnica propia para expresar sus conclusiones y que tenía que recurrir a dar significados nuevos a palabras ya existentes o a crear nuevas palabras que reflejaran lo que se quería expresar. Eso ocurrió con el término "idea", en el que se encuentra no solo el conjunto de caracteres que definen una cosa, sino también la afirmación de la existencia real de esa cosa. En este sentido, Platón fue el gran iniciador de la terminología filosófica.
  • La importancia que Sócrates daba a la moral y que este asumió en toda su obra. La moral era importante para el individuo y para la sociedad porque la aspiración fundamental era el bien y Sócrates defendía que era posible aprender a actuar bien y, por tanto, también se podía enseñar a ser buenos.

Otros autores antiguos prestaron también su influencia a Platón. Así, los pitagóricos le comunicaron su interés por las matemáticas. La refutación del movimiento tal como lo entendía Heráclito le impulsó a crear la teoría de las ideas. La manera de entender la realidad de Parménides le llevó a asumir de él dos elementos que serán cruciales en el pensamiento de Platón.

  • La identificación que hizo Parménides entre el pensar y el ser condujo a Platón a admitir la importancia fundamental que la razón, como instrumento idóneo, tenía para la filosofía y para la comprensión de la realidad.
  • La división platónica del mundo en dos, uno sensible y otro inteligible, está tomada también de Parménides. En esta división venían incluidas la desconfianza hacia los sentidos como medios para captar la verdadera realidad y la valoración del pensamiento, de la razón, como el más eficaz y seguro para tal fin.

La crítica a la democracia: la multitud es ignorante y persuasible

Contra el relativismo de los sofistas

Sócrates ya había combatido encarnizadamente el relativismo que enseñaban los sofistas. Según Protágoras, era el ser humano el que daba los valores a las cosas. Los valores siempre son "relativos", es decir, están en "relación" con las finalidades, con las circunstancias, etc. De forma natural, en sí mismas, las cosas no tienen valor. Algo parecido pasa con las acciones: son calificadas de justas o de injustas según los códigos convencionales, que se fundamentan bien en la tradición bien en la decisión colectiva. Platón, sin embargo, no podía aceptar que las acciones fuesen justas o injustas dependiendo de las convenciones del momento. Que una acción sea justa o injusta no puede depender de la opinión de la mayoría, porque esta puede estar equivocada.

La democracia el gobierno de os ignorantes

Platón criticó duramente el sistema democrático, básicamente por su igualitarismo político: en lugar de adjudicar cargos políticos de acuerdo con las capacidades y la preparación de los ciudadanos, concede la misma oportunidad de gobernar a cualquiera, esté o no preparado para hacerlo. El resultado es, a menudo, el gobierno de los ignorantes. Este afán de igualitarismo había llegado al extremo con la introducción de la práctica de sortear la designación de determinados cargos públicos. Sócrates ya había criticado duramente esta práctica: nadie contrata por sorteo ni al piloto de una nave, ni a un carpintero, ni a un flautista, sino que todo el mundo recurre, en cada caso, a los expertos.

La persuasión de la opinión vs. La persuasión del saber

Su crítica se extiende también a la práctica básica de la democracia, la decisión por mayoría en las asambleas. Como hemos dicho, la multitud es fácilmente persuasible y, por tanto, el más hábil en retórica es quien lo consigue, pero la persuasión que proporciona la retórica es engañosa. También la ciencia persuade: cuando se demuestra un teorema matemático, cualquiera que entienda la demostración queda convencido; sin embargo, este tipo de persuasión se fundamenta en el saber; en cambio, la persuasión de la retórica no produce saber (episteme), sino puramente creencia, opinión (doxa). Los argumentos del retórico persuaden porque excitan y satisfacen los deseos de quienes los escuchan, la multitud. El retórico tiene éxito porque, de hecho, adula a la multitud, dice lo que sabe que gustará a la mayoría porque coincide con los intereses de esta, que es en definitiva la consecución de todo lo que produce placer. Por ello, este tipo de persuasión solo es efectiva con los ignorantes. Y las masas, como tales, son ignorantes. En cambio, el matemático simplemente demuestra cómo son las entidades matemáticas (los números y sus relaciones, las figuras geométricas, etc.) independientemente de si pueden gustar o no a los que escuchan: las demostraciones matemáticas persuaden, no al sentimiento, sino a la inteligencia, y esta se mueve solo por razones y no por deseos. Y, por ello, su saber (episteme) es auténtico y no pura creencia (doxa). Pero solo una minoría es capaz de entender este tipo de demostraciones.

La teoría de las Ideas: El dualismo ontológico

Platón distingue entre un dualismo metafísico, distinguiendo en la realidad entre el mundo sensible y el mundo inteligible. Pero esta forma dual de entender la realidad genera, a su vez, Un dualismo ontológico. Según de qué tipo de realidad estemos hablando, los elementos que la constituyen serán las Ideas (cuando hacemos referencia al mundo inteligible) y las cosas (cuando hacemos referencia al mundo sensible).

¿Qué es la realidad? ¿Qué elementos la componen? ¿Qué características tienen éstos? Metafísica (Dualismo metafísico) Ontología (Dualismo ontológico) Mundo Sensible Cosas Imita Mundo Inteligible Ideas

El conocimiento científico y las Ideas

No hay conocimiento científico de algo que cambia

La convicción de que la verdad es necesaria para poder vivir en la ciudad al amparo de la justicia le lleva a situarse frente a los sofistas y junto a su maestro Sócrates, que había afirmado que el ser humano puede hacer ciencia y que la ciencia es un conjunto de conocimientos universales, necesarios e inmutables. De ahí la necesidad que Platón tiene de plantearse desde un principio cómo es posible que el ser humano pueda llegar a obtener este tipo de conocimientos. Su respuesta es tajante: si el ser humano puede poseer conocimientos necesarios, universales e inmutables, es porque existen "objetos reales" que son necesarios, universales e inmutables, ya que, en caso contrario, el conocimiento científico carecería de valor al no poseer un objeto del que fuera correspondencia. Sin embargo, la experiencia le dice al ser humano que en el mundo en el que vive todas las cosas son particulares, contingentes, cambiantes. En el caso de Platón, que había recibido a través de Crátilo la visión del mundo sensible de Heráclito, a este hecho de experiencia se une una concepción de la naturaleza según la cual todas las realidades se encuentran en cambio continuo, sin que nada permanezca idéntico a sí mismo en dos momentos distintos.

La influencia pitagórica: las matemáticas

¿Hay, sin embargo, objetos que no cambien? Parece ser que, de todos aquellos que decimos que están presentes en el mundo y que captamos a través de los sentidos, no hay ninguno. Ahora bien, Platón aprendió de los pitagóricos que los objetos matemáticos (los números y las figuras geométricas) sí eran de este tipo. Y por ello, su modelo de ciencia fue precisamente el de las matemáticas. Recordemos la inscripción que figura en la puerta de su Academia: "no entre aquí nadie que no sepa geometría". Las características de este tipo de saber son:

Dualismo ontologico: doctrina que afirma la division de la realidad en dos principios diversos y contrapuestos; se denomina "ontológico" porque se refiere al ámbito de todo lo real, de todo lo que "es" (del griego ontos, que significa 'el ser' o 'lo que es').

  • La estabilidad y eternidad: una vez demostrado un teorema, ya no cambia nunca; es más, siempre había sido así. Antes de que Pitágoras lo descubriese, la suma de los cuadrados de los catetos de un triángulo rectángulo siempre había sido igual al cuadrado de la hipotenusa.
  • La universalidad: este teorema es válido para cualquier triángulo rectángulo, sean cuales sean las dimensiones o la forma (isósceles o escaleno) que tenga.
  • La inmaterialidad de sus objetos: en la realidad material no hay ni puede haber ningún triángulo matemático. En primer lugar, porque un triángulo solo tiene dos dimensiones y todo lo material tiene tres. Pero también porque es imposible hacer una superficie absolutamente plana limitada por lados absolutamente rectos.

¿Qué tipo de objetos, pues, son estos de los que habla la matemática? De entrada, no es ninguno de los que captamos con los sentidos: aunque pensemos que podemos ver figuras geométricas o números, lo que vemos realmente son representaciones de los objetos matemáticos. Se podría pensar, pues, que estos objetos son puramente inteligibles, que solo se puede acceder a ellas a través de la Inteligencia. Se trata, pues, de un tipo de entidades que no son materiales y que son independientes de la mente, y que, por tanto, tienen una existencia autónoma. Son, además, inmutables y eternas, dos de las principales características que Parménides exigía al auténtico ser.

Las Ideas y el saber científico

Toda esta reflexión, de influencia pitagórica, sobre las entidades matemáticas le sirvió a Platón para descubrir qué tipo de entidades debían corresponder a aquellas nociones que Sócrates trataba de definir: la virtud, la justicia, la bondad, la amistad, etc., y todas aquellas características que, según él, debía tener un buen ciudadano. También Sócrates creía que esta definición tenía que ser universal, no sometida a variación y, por tanto, no podía ser ninguna creación de la mente humana. Pero Platón, al equiparar estos objetos (la justicia, la bondad, etc.) a los objetos matemáticos, consideró que, al igual que estos, tenían una existencia independiente de las cosas que calificamos como tales: así, si calificamos una acción como justa, es porque tiene la forma de la justicia, del mismo modo que si calificamos un objeto de triangular es porque tiene la forma de triángulo. Sin embargo, una cosa es el objeto triangular y otro es el triángulo matemático: de forma similar, una cosa es la acción justa y otra, la justicia en sí misma. Y así con la bondad, la belleza, la amistad, etc. Como consecuencia de todo ello, Platón se va a ver obligado a afirmar que, además del mundo sensible en el que vive el ser humano, compuesto todo él de objetos particulares, contingentes y en continuo cambio, existe otro mundo cuyos objetos son necesarios, universales e inmutables: es el mundo de las ideas. La constitución de un saber científico, "episteme", supone la realidad de lo inteligible, la realidad de la idealidad. Para que el razonamiento universal tenga un objeto y no sea un razonamiento vacío, Platón piensa que es preciso admitir la existencia real de las ideas. Además, la teoría de las Ideas reúne la concepción de Parménides según la cual la auténtica realidad es eterna e inamovible y la afirmación de Heráclito sobre el perpetuo fluir de las cosas.

Mundo sensible y mundo inteligible

Cuando observamos el mundo que nos rodea, constatamos un mundo como el que describió Heráclito: vemos temporalidad, es decir, cosas que cambian y fluyen constantemente, cosas que no perduran. Puesto que es el mundo que podemos experimentar mediante los sentidos (lo vemos, oímos, tocamos, etc.) recibe el nombre de mundo sensible, y está compuesto de cosas materiales.

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